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sábado, 10 de julio de 2010

Entre la sabiduría y el radicalismo. (segunda parte)



Entre la sabiduría y el radicalismo.

Opinión

(segunda parte)

Estaba preparando la primera parte de este artículo, basado en  nuestras elecciones personales de vida, y andando entre pensamientos de los pro y los contra del radicalismo y la sabiduría  comencé a cuestionarme en qué  aspecto de nuestras vidas estas elecciones nos benefician o desfavorecen a nosotros mismos y a quienes nos rodean, y entre esas  cuestiones estaba  la relación entre la lealtad y el radicalismo.
Siento que ser leal a estas elecciones e ideales no debe implicar seguir ciegamente y sin cuestionarnos todo lo que esa elección primaria nos plantee, creo que eso implicaría una traición a la inteligencia humana. Primero debemos ser leales con  nuestra integridad, analizar  las consecuencias de los actos sobre nuestras vidas y las de las personas  afectadas por nuestras decisiones. Aunque eso implique el cambio de nuestra  elección primaria quizá llegue a ser la más sabia de todas las elecciones, siempre y cuando este cambio involucre nuestro crecimiento.

El crecimiento es algo imprescindible tanto en las personas como en la sociedad. Personas o sociedades estancadas se empobrecen y desaparecen.El crecimiento no siempre es lo que entendemos por progreso, crecer es caminar hacia la vida, la excelencia y la paz.  Claro que algunos no quieren ser mejores por ellos mismos, detestan a quienes se destacan de alguna forma porque les hacen sombra a su " crecimiento". Si analizamos la historia, veremos muchos ejemplos sucedidos a personas, sociedades y naciones que no han entendido que todos podemos crecer juntos cooperando y sin competir desmedidamente. 

Cuando un niño que se torna en adulto,  va sufriendo transformaciones externas e internas, y  ese crecimiento implica ir dejando de lado sus deseos e instintos primarios. Aprende de sus mayores los valores morales para comportarse en sociedad, pero tantas otras veces no aprende a dejar de lado ciertos comportamientos instintivos o no adquiere los valores espirituales que lo alejen de ellos. Uno de esos comportamientos o sentimientos negativos es la  envidia y otro la arrogancia de los que ostentan la sabiduría.  Pareciera ser que últimamente  hasta se congregan en  grupos de  redes sociales para arengar por sus derechos mientras ignoran los de los demás.

Aparte, no todo lo "excelso y perfecto" es lo que le gusta a la gente, porque la gente es simple y necesita que le transmitan con palabras simples los sentimientos, pensamientos y relatos de la vida o de la imaginación. Porque el arte es es algo que trasciende a nosotros mismos, y para que llegue al corazón ajeno tiene que tener esa magia que no se aprende, sino que se obtiene de  alguna manera y  sin razón. Esa es la magia del triunfo, el soltar alas y volar por encima de todo.No todos tienen "alas", es un don de pocos, pero no por eso malo. No todos hemos venido a este mundo a ser número uno, cada uno aporta lo que tiene para que todos nos desarrollemos, pero es responsabilidad de cada uno el crecimiento personal.

Sabido es que la excelencia se adquiere con trabajo y tiempo. Está muy emparentada con la perseverancia y seguramente la apadrinan la libertad  y el  respeto. Dejemos entonces crecer a los demás mientras nosotros crecemos, porque en definitiva lo más importante  es alcanzar una vida social  en paz. Esa sería una elección simple y sabia que podría favorecer a todos. 

Cultivemos sobre  lo positivo, aprendamos de la vida a vivir y no nos dediquemos a coleccionar títulos. Pero si los tenemos, que cada uno sea un impulso para comparitr lo que hemos aprendido de lo bueno y malo de la vida y sigamos aprendiendo unos de los otros para que nuestra sociedad tenga valores  en camino  hacia la excelencia de los individuos. Apuntando a ser mejores personas cada día, tendremos una sociedad más sabia porque  que al fin y al cabo es lo que realmente importa. Lo demás vendrá por añadidura.

Sandra Gutiérrez Alvez



Dicen que no existen las casualidades, y quizá  por esa razón mientras redactaba la primera parte de esta nota,  entró en  mi correo una carta del escritor Eduardo Luis Fernandez, y me  dedicií a entramar en mi artículo el caso Vigil . Pero he llegado a la conclusión que más allá de este caso puntual de Mercedes Vigil, por quien hablan sus libros y ventas, la cultura de un pueblo se forma por el pueblo mismo y no por las élites de quienes creen ser los dueños de la verdad en cuestiones artísticas y culturales. 

Copio y publico la carta recibida.

LA PATRIA ILUSTRADA
A propósito del cuestionamiento a Mercedes Vigil como ciudadana ilustre.

De mi mayor consideración:

Con motivo de la carta enviada a la prensa por un grupo de escritores que cuestionan a la Junta Departamental de Montevideo por la designación de la escritora Sra. Mercedes Vigil como ciudadana ilustre, y atento a las repercusiones que este hecho ha provocado en los diferentes medios – opiniones de miembros de la Junta, de varios intelectuales, y respuesta de la Sra. Vigil – , vengo, en mi carácter de escritor y crítico literario, a proponer a la opinión pública las siguientes consideraciones al respecto.
En primer término quiero señalar que resulta una desafortunada paradoja que el espíritu corporativo de un grupo de escritores se haya solidarizado para movilizarse, precisamente, en contra de otro escritor ( que ha sido homenajeado); lo que deviene en un acto colectivo carente de toda solidaridad hacia un colega.
Y arribo a esa conclusión porque se supone que cualquier distinción honorable u homenaje tributado a un escritor debiera ser un motivo de satisfacción para nuestro gremio y no convertirse en la causa de una encendida protesta.
A menos que se malentienda el significado de la distinción aludida y se la coloque  en el lugar de un trofeo en disputa.
Sin perjuicio de lo antedicho me permito discrepar con mis colegas escritores, pues considero que su planteo, además de improcedente, está equivocado.
Es improcedente pedirle explicaciones a la Junta Departamental, como si se estuviera ante un jurado literario, porque la designación de un ciudadano ilustre – además de ser competencia exclusiva de esa Junta – no está regida por los mismos criterios que imperan para otorgar un premio literario.
Especialmente improcedente es el modo de dirigirse a la Junta, porque los reclamantes primero descalifican a las mismas personas a quienes, acto seguido, les exigen explicaciones de su proceder.

Y cito textualmente : “ Es una pena que quienes propusieron el nombre ( se refieren a Vigil ) y quienes lo votaron no tengan conocimiento de historia y teoría literaria, semiótica y semántica, análisis e interpretación y hasta los principios más básicos de gramática. Porque constatamos que en la decisión que tomaron, todo ello fue omitido “.
Me pregunto cómo saben los firmantes de esa queja que los miembros de la Junta carecen de dichos conocimientos, y qué procedimientos utilizaron ellos para calificar la presunta ignorancia de los interpelados ?
( Corresponde destacar que la edila Sra Glenda Rondán, quien propuso a Mercedes Vigil, lejos de ser ignorante en las materias invocadas, es profesora de Literatura ).
Pero me parecería más digno de oír aún por qué los reclamantes consideran imprescindible que un miembro de la Junta debe ser especialista en las mencionadas ciencias, ya sea para postular  o votar a un escritor como
ciudadano ilustre.

Siguiendo su línea de razonamiento quiero creer, entonces, que si se propone,
por caso, a un bombero, le exigirían a los integrantes de la Junta que demuestren sus conocimientos en materia de apagar incendios, o que también pondrían el grito en el cielo si éstos no son capaces de explicar las técnicas quirúrgicas cuando el candidato propuesto sea un médico cirujano.
Igualmente equivocado me parece el argumento que esgrimen en contra de Vigil, a la que no reconocen como modelo de escritor y, profundizando en el equívoco, proponen que sea otro el escritor homenajeado.
El error de concepto consiste en la idea de que hay una categoría especial de Ciudadano Ilustre Escritor.
No hay tal cosa. Hay  ciudadano ilustre ( escritor, científico o malabarista ) y el candidato propuesto no está sometido a comparación de habilidades con otros de su misma especialidad. Porque no es un torneo, y porque si se aplicara ese criterio no habría jamás consenso para designar un ciudadano ilustre.
Y en cuanto a lo de ser representante de un modelo de escritor, que yo sepa, la única representación que los escritores asumimos a la hora de escribir es la de nuestros propios fantasmas.
Es indudable que los reclamantes no poseen una buena opinión de la obra literaria de MV; opinión, por cierto, respetable, pero creo que deberían expresarla en otro lado. En el foro específico a esos efectos ; el ámbito de la crítica literaria.
Y llego a este punto porque considero necesario reiterar algo que vengo diciendo desde hace mucho tiempo. El Uruguay necesita urgentemente críticos literarios y  espacios para un debate - pero en serio - sobre el tema. 
No alcanza con decir que un escritor es bueno o es malo. Hay que demostrarlo con fundamentos críticos. Con texto en mano, analizando, por ejemplo; los aspectos y elementos estructurales de la obra juzgada y sus recursos estilísticos, que es como debe hacerse un trabajo analítico responsable.
El ejercicio profesional de la Crítica es la única forma de terminar con las sospechas de amiguismo, o de envidia, que tiñen muchos comentarios disfrazados de crítica literaria.
Y quisiera llamar suficientemente la atención sobre algo en particular: una cosa es discrepar con la calidad de la literatura de Vigil, pero otra bien distinta es no reconocer el cuantioso volumen de material histórico que aportó su obra a la cultura uruguaya, y el inclaudicable esfuerzo, en el acierto y en el error, por producir una literatura, básicamente nacional, que le dio una nueva dimensión
de conocimiento a circunstancias y protagonistas de la historia del Uruguay, recreados en la ficción de sus novelas.  
Negarle todo eso, además de ignorar el reconocimiento popular de sus lectores y los premios que ha recibido, y acusarla de que sus libros sean un éxito comercial ( como si esto fuera un delito ) no es propio de juzgar, imparcialmente, a una escritora. Eso es aborrecer a una persona. 
Entre las muchas explicaciones que se me ocurren de por qué Mercedes Vigil merece la distinción que ha recibido, elijo ésta:  ella, como todos los escritores que toman su profesión con responsabilidad, se ha dedicado, exclusivamente, a la tarea que define la vocación de un escritor :  escribir.
Escribir sus libros, sin buscar la complacencia ni la aprobación de los cenáculos, de los círculos influyentes o de poder.
A cambio de esa actitud – y de méritos literarios mal explicados y peor reconocidos - recibe, año tras año, la abrumadora preferencia del público lector. No es poca cosa.
En definitiva, yo vería con más agrado que el colectivo de los escritores – en lugar de cuestionar las distinciones que reciben los colegas -  se organizara en otros  emprendimientos que mejoren las condiciones para ejercer nuestra profesión.
Como, por ejemplo ; crear una biblioteca para escritores y una beca para estudios especializados, fundar una editorial que sea propiedad del gremio, etc.
Y si queremos revisar o cuestionar algo, en materia de premios, yo empezaría por corregir las Bases de los Premios Nacionales y del  Premio Municipal de Literatura, que – digámoslo de una vez – son impresentables.
Pienso y propongo esto con absoluto respeto por la opinión de todos y con la modesta intención de impulsarnos a ser, individual y colectivamente, más ilustrados.
Y, si se puede, un poco más valientes.
Como le hubiese gustado al más ilustre de todos los ciudadanos de la patria oriental.

Cordialmente,
Escritor  Eduardo Luis Fernández





          eduardoluisf@yahoo.es

 CI: 1853528 7

viernes, 9 de julio de 2010

Entre la sabiduría y el radicalismo





Entre la sabiduría y el radicalismo




Opinión
(primera parte)
nota reeditada 10/08/10

Algunas veces me han preguntado si me considero escritora y artista simplemente por el material inédito que acopio, por lo publicado en libros, revistas, webs, o por pura vocación. La respuesta es: "porque amo lo que hago", porque en el fondo sé que soy una aprendiz y que voy a morir siéndolo, pero debo darle una denominación a mi vocación por la literatura, la poesía y la plástica. Pero si de algo estoy segura es que todos   seremos eternos aprendices, solo que a veces el orgullo no nos permite ver más allá de nuestros propios egos.
Este mundo no es de sabios, pocos sabios han habido y pocos más quedan por venir seguramente; pero tampoco este mundo lo será de radicales, porque han fallado todos los modelos de radicalismo.

Verdaderamente hay muy pocos sabios, y los ególatras, envidiosos, rencorosos y enjuiciadores, seguramente no lo son ni llegarán a serlo jamás.

Los radicales, pueden dejar de serlo,estoy segura que todos podemos cambiar si queremos. Considero que cada equivocación que cometemos es otra oportunidad para aprender, y que medir nuestro crecimiento por pequeño que sea, con la desvalorización de los otros es muy deshonesto, y un acto poco sabio. Cuando basamos nuestro pensamiento en la crítica y en el desmedro ese pensamiento negativo nos va volviendo cada vez más radical y nos aleja de la amplitud del pensamiento positivo.

La vida no es una carrera y el escritor, en su profesión u oficio, no debería basar la vida y evolución de su arte en la crítica, sino más bien en la aceptación, porque al fin y al cabo este sistema justo o no, se rige por estos términos. Más, debería basar su trabajo en su aceptación, primordialmente, y en la del lector en segundo término, y por último en la crítica. Siempre el público es el soberano y el autor es el dios creador. Los críticos son la aristocracia vecina que podrán juzgar una obra según su forma, pero jamás según un modelo creativo, porque no son dioses.

Una buena obra por sobretodo debe ser original y transgresora, por lo tanto no debe atenerse a ninguna ley, aunque los académicos y estudiosos así lo consideren, los creativos nunca deberían dejarse manejar por leyes, mas allá que las que dicte su popia creatividad.Sino, todo se transforma en industria, hagamos lo que vende... Por cierto que la aceptación del público debería ser la ley de mayor peso, pero luego de que la obra ya esté en sus manos. Claro que en un mundo cuyos modelos económicos se basan en la desigualdad, eso es imposible...
Aunque no soy crítica, me gusta escribir opiniones sobre los libros que leo, pero al no ser una experta, trato de dar mi opinión sólo sobre libros que me agradan, porque detesto ser negativa, eso se lo dejo a otros. Y por una filosofía de vida que he adoptado busco siempre lo positivo para publicar en mis blog., y las denuncias que hago las baso en la esperanza de cambio y en la sensibilización del lector. Así que sin importar demasiado la filiación política del escritor, ni su pensamiento religioso o filosófico, mientras no arremeta contra los derechos de los demás y me agrade su obra, la disfruto y posteriormente la recomiendo.


Siempre trato de promocionar las obras y proyectos culturales que puedan aportar a la sociedad y al individuo en su desarrollo. Considero los estilos y géneros, busco diversidad y originalidad. Escucho las recomendaciones de mi colaborador y de algunos otros amigos, porque la cultura no sólo la forma una elite artística. Por eso en este blog se habla sobre literatura, plástica, poesía, música, comics, cine; se promocionan eventos, presentaciones, exposiciones, concursos y convocatorias de todo tipo y procedencia.


Y como la vida me ha enseñado que entre las discriminaciones y juzgamientos hay una línea muy delgada, pongo atención cuando veo un acto que se parezca a alguna de las dos. Pues a veces nos tomamos atribuciones para juzgar y lo hacemos desde nuestro pensamiento flechado en una sola dirección, entonces seguramente estamos discriminando al otro por su pensamiento.Y eso es un acto extremo y detestable.


A lo largo de mi vida he conocido lo que es ser discriminada por mi pensamiento, religión o condición social. Sé lo que es que se pierdan fotografías en las que está implicado mi trabajo, o que se borren archivos como por arte de magia. Que se rían y burlen de mi pensamiento religioso, que inventen reglamentos para quitarme privilegios o que se me cancelen asignaciones mientras se pasan las decisiones como si fuera una papa caliente entre ciertas manos radicales. Sé lo que es que me cierren las puertas de algún medio sin dar explicaciones y que desaparezca un blog de mi autoría en una plataforma sin previo aviso, y todo esto me ha sucedido mientras en otro lado se me destacan textos y se me otorgan privilegios y cargos. Justamente hace muy poco tiempo sucedió algo muy interesante, pues en la misma semana que cerraban uno de mis blogs en Participación El País, lucía El reino de Seda II en la página de inicio de Montevideo Portal como destacado.

De esto he aprendido que nadie es el dueño de la verdad y que el principal motivo no han sido ni mi persona ni mi trabajo sino que todo se fue sucediendo por no coincidir con mi pensamiento, como si el derecho a la creatividad y al pensamiento sólo pertenecieran a una elite o clase social y política. En definitiva todo sucede por el infame radicalismo del pensamiento.

Por todo esto y algunas otras causas es que no coincido con ningún tipo de radicalismo, ni en el arte, ni en la política, ni en la religión, ni en la sociedad en general.

Yo, me defino anarquista porque creo en la soberanía del pueblo, y en la igualdad, no en las clases ni en los modelos económicos que sobrevaloran unos trabajos a los otros, y aunque sé que el modelo es inaplicable en este momento, me proyecto en el futuro desde el pasado y analizo cuanto me han decepcionado los modelos políticos del mundo en siglo XX, el radicalismo tan alejado de la sabiduría...sueños, que no se pudieron llevar a cabo por la desmedida ambición de unos pocos...pero amo la paz, y a su vez respeto las autoridades establecidas en este sistema democrático aunque muchas veces no haya coincidido con ellas; pues considero que el cambio debe provenir de nosotros mismos, de cada uno de nosotros.


Creo que los seres humanos debemos cultivar los valores morales por sobretodo buscando el "ser" más que el "tener". Aprender no implica coleccionar diplomas y conocimientos, sino crecer. Y nos acercamos a la sabiduría aplicando cada uno por si mismo y no a la sombra de nadie, lo que hemos aprendido. Está en cada uno dar lo mejor de nosotros a la sociedad y seguir sin importar lo que otros hagan mientras no desmedren nuestros derechos, sabiendo que jamás debemos invadir el campo de los derechos ajenos aunque ellos estén en la otra vereda de la vida.


Para poder vivir en paz, se deben sembrar semillas de paz… Si seguimos con rencores, las heridas jamás sanarán, y cada vez estaremos más lejos de la sabiduría.

Continuará…


Sandra Gutiérrez Alvez