El el día de hoy, 7 de mayo de 2013, la agrupación literaria "Escritores a la Rueda", efectuará un homenaje a Yamandú Rodríguez. El evento se realizará con el motivo de celebrar los sies años de la fundación del grupo de tertulias, y se llevará a cabo a partir de las 18 horas, en el Club de Abuelos, calle Ferreira esquina 13 de la ciudad de Parque del Plata.
Yamandú Rodríguez
Biografía *
Otras de sus obras : Los Kennedy (1934), Humo de marlos (1944), Romances gauchos, Campo adentro, Tres soldados de Artigas, en teatro: El circo criollo (textos de un ciclo radial), El fraile Aldao (1935), El milagro renacentista (1935), El demonio de los Andes (1935), Como bola sin manija
Fue contemporáneo de Carlos Reyles, Justino Zavala Muniz, Horacio Quiroga, Enrique Amorim, Francisco Espínola, Víctor Dotti yMontiel Ballesteros, y al igual que ellos, fue pieza esencial de esa generación de creadores literarios del Uruguay.
(25 de mayo de 1891, Montevideo - 15 de marzo de 1957) fue un poeta, dramaturgo y narrador uruguayo.
En 1913 comienza su producción literaria con el libro de poesías Aires de campo. Años más tarde, en 1917 da a conocer su primer poema dramático titulado 1810 en el Teatro Solís de Montevideo. Este poema que enaltece la gesta patria Argentina, concita un éxito que lo lleva a reeditarlo en el Teatro Nacional Cervantes de Buenos Aires con el elenco de Pascual Carcavallo.
Al año siguiente edita su segundo poema dramático, llamado El Matrero, el cual nuevamente suscita una gran aceptación por parte del público, y es adaptado a una opera posteriormente por el maestro Felipe Boero, convirtiéndose de esa forma en la primera ópera argentina. La misma fue ejecutada en el Teatro Colón de Buenos Aires.
En años posteriores daría a conocer obras como La lanza rota, Juan Sin Tierra o El fraile Aldao, lo que sumado a sus dos éxitos anteriores terminaron por erigirlo en uno de los dramaturgos más importantes de Argentina y Uruguay.
En 1925 publicó una serie de cuentos en la revista El Suplemento (dirigida por Miguel Sanz), la mayoría de los cuales nunca fueron recogidos en libro. A fines de ese año edita un libro de cuentos gauchescos llamado Bichitos de Luz. Posteriormente edita otros libros del género como Humo de Marlos, Cansado y Cimarrones, en los que se puede apreciar una gran capacidad narrativa.
En 1932 realiza una gira por pueblos del interior del Uruguay junto a Felisberto Hernández, en el cual este último tocaba el piano y Rodríguez recitaba sus poemas. Al año siguiente y debido al éxito obtenido en esta gira, presentan este espectáculo en el Teatro París, de Buenos Aires.
En 1913 comienza su producción literaria con el libro de poesías Aires de campo. Años más tarde, en 1917 da a conocer su primer poema dramático titulado 1810 en el Teatro Solís de Montevideo. Este poema que enaltece la gesta patria Argentina, concita un éxito que lo lleva a reeditarlo en el Teatro Nacional Cervantes de Buenos Aires con el elenco de Pascual Carcavallo.
Al año siguiente edita su segundo poema dramático, llamado El Matrero, el cual nuevamente suscita una gran aceptación por parte del público, y es adaptado a una opera posteriormente por el maestro Felipe Boero, convirtiéndose de esa forma en la primera ópera argentina. La misma fue ejecutada en el Teatro Colón de Buenos Aires.
En años posteriores daría a conocer obras como La lanza rota, Juan Sin Tierra o El fraile Aldao, lo que sumado a sus dos éxitos anteriores terminaron por erigirlo en uno de los dramaturgos más importantes de Argentina y Uruguay.
En 1925 publicó una serie de cuentos en la revista El Suplemento (dirigida por Miguel Sanz), la mayoría de los cuales nunca fueron recogidos en libro. A fines de ese año edita un libro de cuentos gauchescos llamado Bichitos de Luz. Posteriormente edita otros libros del género como Humo de Marlos, Cansado y Cimarrones, en los que se puede apreciar una gran capacidad narrativa.
En 1932 realiza una gira por pueblos del interior del Uruguay junto a Felisberto Hernández, en el cual este último tocaba el piano y Rodríguez recitaba sus poemas. Al año siguiente y debido al éxito obtenido en esta gira, presentan este espectáculo en el Teatro París, de Buenos Aires.
En 1935 comienza a apoyar con sus relatos a la joven publicación Leoplán dirigida por Ramón Sopena.
Otras de sus obras : Los Kennedy (1934), Humo de marlos (1944), Romances gauchos, Campo adentro, Tres soldados de Artigas, en teatro: El circo criollo (textos de un ciclo radial), El fraile Aldao (1935), El milagro renacentista (1935), El demonio de los Andes (1935), Como bola sin manija
Fue contemporáneo de Carlos Reyles, Justino Zavala Muniz, Horacio Quiroga, Enrique Amorim, Francisco Espínola, Víctor Dotti yMontiel Ballesteros, y al igual que ellos, fue pieza esencial de esa generación de creadores literarios del Uruguay.
Algunas de sus obras fueron recogidas y adaptadas por la filmografía rioplatense.
En sus últimos años, aquejado de una enfermedad psiquiátrica, se mantuvo alejado de la producción literaria.
"En este libro refiero la verdad, tal como la oí de labios de los austeros protagonistas.
Los admirables episodios de la epopeya ocurrieron como los describo y me limité a transcribir los diálogos. Fuera de la profunda admiración que siento por los Señores Kennedy y por su patria, no he puesto en este libro nada mío.
Son glorias argentinas. Tuve el honor de contarlas. Lo hice a todo entusiasmo en homenaje al gran pueblo de Alberdi, por el bien que le debo y por el respeto cariñoso que me inspiró.
Lamento que las circunstancias, de todos conocidas, nos hayan impedido entregar a la admiración de los argentinos, los nombres y los altos hechos de todos los revolucionarios de “La Paz”. Esa misma razón es la que me obliga a silenciar los nombres de las personas que tendieron a los hermanos Kennedy en peligro, su mano amiga, símbolo de la hidalguía, de generosa amistad y de sacrificio."
En sus últimos años, aquejado de una enfermedad psiquiátrica, se mantuvo alejado de la producción literaria.
Los Kennedy
La gesta radical de La Paz, Entre Ríos
"En este libro refiero la verdad, tal como la oí de labios de los austeros protagonistas.
Los admirables episodios de la epopeya ocurrieron como los describo y me limité a transcribir los diálogos. Fuera de la profunda admiración que siento por los Señores Kennedy y por su patria, no he puesto en este libro nada mío.
Son glorias argentinas. Tuve el honor de contarlas. Lo hice a todo entusiasmo en homenaje al gran pueblo de Alberdi, por el bien que le debo y por el respeto cariñoso que me inspiró.
Lamento que las circunstancias, de todos conocidas, nos hayan impedido entregar a la admiración de los argentinos, los nombres y los altos hechos de todos los revolucionarios de “La Paz”. Esa misma razón es la que me obliga a silenciar los nombres de las personas que tendieron a los hermanos Kennedy en peligro, su mano amiga, símbolo de la hidalguía, de generosa amistad y de sacrificio."
Yamandú Rodríguez
Sudan copiosamente. Se deshidratan en la atmósfera espesa del monte: sed. Pierden sangre por mil rasguños: sed. Chirrían los motores resecos, queman tenacidad: sed. Eduardo Kennedy tiene fiebre: más sed.
Y se apoca el agua.
Roberto necesita beber a cada instante. Apenas humedece sus labios descoloridos, le retiran la damajuana. No cesa de preguntar:
- “Encontraremos un arroyo?”
- “Sí. Estamos cerca del “Tacuara” y del “Yacaré” – responden por darle ánimo, pues no ignora que los han despuntado ya.
Dos leguas después solo queda un trago en la vasija. Llevan la lengua adherida al paladar. Mas nadie bebe. Conservan esas últimas gotas para el primero que caiga. Y ninguno cae.
Advierten la proximidad de varias viviendas. Salen al claro y ven un molino. Agua! Sí; pero en torno del tanque vivaquean cuarenta soldados.
Empiezan a rondar cautelosos. Las llamas del vivac se refleja en las seis pupilas que corren por la sombra. Los Kennedy han de llenar su cántaro. Portan un mensaje. Si no beben caerán rendidos. Solo pueden caer muertos. Es la consigna.
Y se arrastran hacia el pozo. Hay demasiado silencio. Están muy cerca. Van a ser oídos. Por eso la brisa acude y juega con la coscoja del zinc. Llegan. Colman la damajuana. Y no se vuelven. Allí mismo con el arma en la diestra inmóvil, prontos a desparramar los tizones, beben hasta saciarse, mojan los pechos velludos, secan la vasija.
La llenan de nuevo. Roberto quisiera seguir tomando; se oponen y : - “Vas a caer redondo como animal pasmao” – susurran al oído del sediento.
Basta. Retroceden de espaldas, apuntando el entrecejo de los “milicos”. Ya no les oyen conversar... después se desdibujan. Han hecho dos cuadras viento arriba y recién entonces son olfateados, por los perros.
Mas los revolucionarios ya están en el monte. Poco después, al pasar un alambrado, Roberto hace señales de alerta: cuerpo a tierra.
Desembocan varios agentes policiales. Columbran los uniformes claros... La patrulla desfila buscando a los Kennedy...
http://es.wikisource.org/wiki/Los_Keneddy:_Sed
http://es.wikisource.org/wiki/Los_Keneddy:_Los_Kennedy
* http://es.wikipedia.org/wiki/Yamand%C3%BA_Rodr%C3%ADguez
**Todas las obras originales de Yamandú Rodríguez se encuentran en dominio público, pues sus derechos de autor han expirado.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: "Mi libertad termina donde comienza la tuya". Nota: El Laberinto del Unicornio es un blog sin ánimo de lucro que trabaja como redifusor de eventos artísticos, textos literarios y autores de Uruguay y del mundo, siempre indicando la fuente-conocida- de los textos y las imágenes publicados. En cualquier caso, si algún autor o editor quisiera renunciar a la difusión de textos suyos , o a la referencia de sus eventos que han sido publicados en este blog, por favor comunicarlo a la siguiente direción: solsandra66@gmail.com.
Diciembre de 1934.
Sed
Sudan copiosamente. Se deshidratan en la atmósfera espesa del monte: sed. Pierden sangre por mil rasguños: sed. Chirrían los motores resecos, queman tenacidad: sed. Eduardo Kennedy tiene fiebre: más sed.
Y se apoca el agua.
Roberto necesita beber a cada instante. Apenas humedece sus labios descoloridos, le retiran la damajuana. No cesa de preguntar:
- “Encontraremos un arroyo?”
- “Sí. Estamos cerca del “Tacuara” y del “Yacaré” – responden por darle ánimo, pues no ignora que los han despuntado ya.
Dos leguas después solo queda un trago en la vasija. Llevan la lengua adherida al paladar. Mas nadie bebe. Conservan esas últimas gotas para el primero que caiga. Y ninguno cae.
Advierten la proximidad de varias viviendas. Salen al claro y ven un molino. Agua! Sí; pero en torno del tanque vivaquean cuarenta soldados.
Empiezan a rondar cautelosos. Las llamas del vivac se refleja en las seis pupilas que corren por la sombra. Los Kennedy han de llenar su cántaro. Portan un mensaje. Si no beben caerán rendidos. Solo pueden caer muertos. Es la consigna.
Y se arrastran hacia el pozo. Hay demasiado silencio. Están muy cerca. Van a ser oídos. Por eso la brisa acude y juega con la coscoja del zinc. Llegan. Colman la damajuana. Y no se vuelven. Allí mismo con el arma en la diestra inmóvil, prontos a desparramar los tizones, beben hasta saciarse, mojan los pechos velludos, secan la vasija.
La llenan de nuevo. Roberto quisiera seguir tomando; se oponen y : - “Vas a caer redondo como animal pasmao” – susurran al oído del sediento.
Basta. Retroceden de espaldas, apuntando el entrecejo de los “milicos”. Ya no les oyen conversar... después se desdibujan. Han hecho dos cuadras viento arriba y recién entonces son olfateados, por los perros.
Mas los revolucionarios ya están en el monte. Poco después, al pasar un alambrado, Roberto hace señales de alerta: cuerpo a tierra.
Desembocan varios agentes policiales. Columbran los uniformes claros... La patrulla desfila buscando a los Kennedy...
Referencias y enlaces
http://es.wikisource.org/wiki/Los_Keneddy:_Sed
http://es.wikisource.org/wiki/Los_Keneddy:_Los_Kennedy
* http://es.wikipedia.org/wiki/Yamand%C3%BA_Rodr%C3%ADguez
**Todas las obras originales de Yamandú Rodríguez se encuentran en dominio público, pues sus derechos de autor han expirado.
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